domingo, 30 de junio de 2013

GRAN DIA DE PESCA

Después de semanas duras de pesca debido al estado de los ríos,  por fin he tenido una jornada de pesca tranquila y con normalidad.

El río bajaba perfecto, precioso. El día  radiante y caluroso, sin gota de aire. Las truchas un poco perezosas al principio para luego romper y activarse como en los grandes días.  La actividad en superficie no se produjo en ningún momento,  pero con ninfa y tacto salían las truchas como rayos del sol escupidos por la helada agua.



Así fui sacando pintonas hasta hacer unas 25 en poco más de 3 horas. El tamaño más que respetable teniendo en cuenta las limitaciones de alimento en esas latitudes.  Casi todas entre 22 y 25 cm como la de la foto.



Un saludazo y mejor pesca.

martes, 25 de junio de 2013

EVITANDO INUNDACIONES

SABADO

No esperaba siquiera poder pescar tras las inundaciones que se habían producido estos últimos días en el pirineo.  La verdad es que el paisaje fue desolador,  caminos cortados, puentes arrancados y casas destruidas fue lo que dejó el paso de los ríos desbocados.



Gracias a que este último año pude patearme numerosas zonas y ríos conseguí acertar y poder pescar un tramo decente pese a bajar alto pero limpio con agua blanquecina de deshielo.  Así conseguí sacar 12 truchas a ninfa y poder salvar la jornada. La talla de las truchas era pequeña pero su bravura fantástica.



DOMINGO

Esta jornada fue menos lucida. Opté por cambiar de zona con el fin de pescar aquellos riachuelos que tenía localizados de otros años y que en condiciones normales dejan pocas opciones para acercarte a las truchas debido a su escaso caudal.
Estos bajaban como si de un río mayor se tratasen. El caso es que tras pescar dos de ellos el resultado fue pobre. Tres truchas a ninfa y dos picadas más.  Sin duda tanto caudal las había sacado de su zona habitual.



En fin.  Este año y a partir de estas crecidas la pesca se va a complicar y habrá que elegir muy bien las zonas para no llevarse algún bolo a casa.
Saludos y muy buena pesca.


lunes, 17 de junio de 2013

LA TRUCHA Y EL NIÑO

(otro relato extraído de mi diario, fecha: 11-8-2003).

Era un niño rubio, de unos 13 años, ojos marrones, algo tímido y que vivía en un pueblecito de la baja montaña, en la sierra a orillas de un río.

Mientras otros niños de su edad, al salir de clase jugaban en el patio a frontón o a pelota o al bote, él iba al río a pescar.

Tenía una caña vieja de mosca, algunas moscas despeluchadas, había aprendido a pescar viendo a otra gente en el río.

Conocía el río demasiado bien y a sus truchas, pues cada día se bajaba a sus orillas. Pescaba algunas truchas, la mayoría pequeñas que devolvía al río imitando a los otros pescadores.

Conocía a una trucha que no por su tamaño, ni por su librea, pero si por que la contemplaba cada día la tenía como suya. Esa trucha vivía pegada a una orilla, detrás de una gran rama caída en la última crecida. Día tras día y a la misma hora la trucha estaba allí, costaba de ver pero esperando un rato y dejando que la vista se acomodara a los reflejos del río se la podía ver comiendo a un palmo de la superficie y de cabeza a la corriente.

El niño cada día la contemplaba caña en mano. Estudiaba la técnica a seguir, la mosca que poner, el bajo que montar y el combate a seguir una vez clavada para que acabara en la sacadera. Nunca se atrevía a lanzar la mosca, como si todo lo reflexionado le sobrepasara demasiado y dejaba la contienda para el día siguiente sabiendo que la volvería a ver.

Hubo una vez que aún dejando pasar el rato y agudizando la vista no la vio ni la volvió a ver nunca más. Llegando a la conclusión de que quizás algún otro pescador se la robó.

Saludos y buena pesca.

martes, 11 de junio de 2013

PESCA DEL BARBO COMÚN CON NINFA EN RIO

Mi experiencia con los barbos es limitada. Adquirí un equipo básico de caña del 8 y carrete con potente freno hace un año y he dedicado alguna salida a su pesca, siempre en río y con la especie común.

Lo que he podido aprender de su pesca a ninfa lo describiré a continuación. Otra cosa es su pesca a seca, posible pero menos que otras especies de barbos.

En el río deberemos diferenciar dos tipos de actividad de los barbos y así adaptar su pesca con ninfa. Teniendo en cuenta que debemos usar el menor peso posible en la ninfa para que llegue a la boca del pez (la ninfa debe llegar derivando y bajando suavemente hasta su boca).


ALGUNAS NINFAS PARA BARBO

En ocasiones los encontraremos puestos en las corrientes suaves, cerca de la orilla y si no baja mucho agua en el río su pesca será como si de una trucha se tratase. Importante ponernos detrás a cierta distancia y que no nos vean. Pasaremos una y otra vez nuestras ninfas hasta que en alguna ocasión esta pase por el mismo morro del pez, en este caso no dudará en abrir la boca para domarla. El truco está en insistir por que hasta que no le pase por el mismo morro no la tomará. A esto lo llamo pescar el barbo PUESTO.

Otras veces, generalmente en aguas más mansas como pozas o grandes tablas, el barbo se paseará constantemente. Deberemos quedarnos quietos en un sitio, explorar por donde suele pasar y cuando no este en esa posición ensayar los lances para que cuando vuelva a pasar por allí consigamos lanzar las ninfas y que estas deriven cerca de su morro. Esta pesca es más difícil, da menos peces y hay que armarse de mucha paciencia ya que dentaremos en pocas ocasiones a los peces. A esto lo llamo el barbo ITINERANTE.

UNA TRUCHA DESPISTADA.


Para acabar animar a la gente a que ensaye su pesca ya que es muy gratificante, la lucha de un torpedo de esos es alucinante. Hay que pensar que las jornadas darán pocas acciones pero estas serán increíbles. Clavar un animal así es brutal y ver como intenta subir alguno a la mosca seca es espectacular 

Buena pesca.

lunes, 10 de junio de 2013

LA EVOLUCIÓN LÓGICA DE LA PESCA

(antes de este blog hacía mi diario de pesca, releyendolo encontre este escrito con fecha de 17-9-2008, creo que ha llegado el momento).

Si alguna vez tuviera un o una descendiente, tengo claro que no le enseñaría a pescar a mosca, lo llevaría al río de muy pequeño, con 5-6 años y le dejaría experimentar y coger esos pequeños alevines de gobio que habitan en las orillas con una sacadera de esas de las tiendas cercanas a la playa. Luego más adelante le dejaría un hilo de pescar bien gordo, un anzuelo oxidado y un corcho roñoso con el que ayudado de una larga rama flexible y usando lombrices cogidas por él mismo con una azada y depositadas en una vieja lata sacaría sus primeras loinas y barbetes que dejaría morir poco a poco en un cubo con turbia agua.

Luego le ayudaría a hacerse su masilla, con agua, aceite, harina y lo que se le ocurriera. Con eso pasaríamos al carrete simple, a la caña telescópica marca Kali, usaría anzuelos más pequeños y hilos más finos. Ya sería capaz de sacar barbos medianos y alguna despistada trucha.

En esos ratos tranquilos en la orilla aprendería de la observación  que las truchas comen moscas en la superficie del agua, que los grandes barbos se pescan si se ceban antes con engodos y que la pesca tiene sus ratos buenos y no tan buenos.

Luego el solito cebaría a los barbos con maíz el gigante verde y harinas aromatizadas. Quizás se atreva en alguna ocasión a poner otra caña a fondo con un pequeño pez capturado antes y aún vivo. Luego buscaría más actividad, más movimiento y sentir el agua en sus pies y rodillas, la fuerza de la corriente y los resbalones con la maldita ova. Pescaría a lance ligero, con cucharillas y buldó, aprendería las posturas de las truchas y a desenganchar anzuelos de los árboles y orillas.

Solo si llega a este punto le enseñaría con ganas a pescar a mosca. El último, creo yo escalón evolutivo de la pesca deportiva. Solo así se consigue tener un sentido total del agua que es lo que al final hace disfrutar o no a uno de la pesca.


ALBA MI TESORO


TRES SEMANAS DE PESCA

Gracias a muchas cosas entre las cuales puedo numerar a mi santa pareja y ha tener casa en un pueblecito perdido con unos ríos fantásticos y casi vírgenes, aún dispongo de la posibilidad de pasar unas vacaciones tranquilas dedicadas a la pesca por la mañana y a mis labores familiares el resto del día.




Los ríos bajaban altos, bastante altos pero limpios. Buscando las cabeceras pude pescar los primeros dias y luego ir descendiendo en su cuenca una vez iban mejorando. Las primeras semanas hizo un tiempo poco primaveral, mucho frio y lluvia por las tardes. Luego se fué arreglando la cosa hasta estropearse definitivamente los ultimos días.




Las truchas estaban, donde simpre aunque supongo que por el clima extraño estaban difíciles, poco a poco iban saliendo hasta hacer una media de 7-8 truchas diarias en unas 3 horas de pesca. El tamaño estubo acceptable, bastantes de entre 24-27 cm.


Los últimos días los dediqué a la pesca del barbo con suerte desigual. Conseguí clavar dos torpedos pero con las fuertes corrientes y con tanto caudal no fuí capaz de sacar ninguno de los dos, uno me partió y el otro se desenganchó.
Ademas pude disfrutar de algunas salidas de pesca con mi amigo Jesús (ese ribereño que si cambias una piedra de sitio se da cuenta) y de la posibilidad de ver a escasos metros de mi una nutria bañandose, una corza chapuzandose en el río y ciervos, jabalies, perdices y una liebre.


Saludos y buena pesca.